"...Otra vez estaba ahí como
esperando mi destino, la vista era hermosa docenas de arboles, cientos de
pájaros, algunas personas trotando, el parque era hermoso por las mañanas,
esperando a que saliera el sol estaba ahí sentado en una banca fumando un cigarrillo,
solo esperando, otra vez.... "
Israel caminaba sin pensar en otra
cosa más que en nada, a su paso se alzaban grandes árboles de todo tipo, el
aire estaba impregnado por una frescura de olores a hierba, a flores y un olor
que no sabía explicar pero que le encantaba, porque le daba la impresión de ser
totalmente libre, las flores de todo tipo se veían por doquier petunias, rosas,
margaritas, azaleas, de todos colores y olores, una que otro sombra se movía
por el espacio, por el gran espacio que constituía es gran parque que más parecía un gran jardín,
que él recorría cada que podía, se dio cuenta de cuanta belleza lo rodeaba y de
pronto miró el cielo, ya de por si estaba encantado con todo lo demás, le tomó varios segundos admirar la belleza de aquel
cielo de atardecer los tenues rayos de sol dando sus últimos reflejos a las
nubes que esponjosas y blancas se contornan con ellos y se ven hermosas y a la
vez melancólicas de aquellas luz, admiró el color
del cielo anaranjado sutil y así estaba perdido en la admiración de todo eso cuando
el tono de su celular lo devolvió a la realidad. -¿Hola?-, la llamada era de Anahí su mejor amiga que le recsí quordaba que tenía que volver o la gente se preocuparía, a él realmente no le importaba aun no tenía sus pensamientos claros y era una decisión difícil de tomar, seguir enmascarado con el mismo cuento, o excluido por su propia familia, tal como se había imaginado en varias ocasiones el momento de la verdad, tanto era ae solo faltaban unas cuantas horas para que se casará con
alguien a quien solo veía como una hermana y que debido a el amor que ella le
tenía le había seguido el juego pues no tenía nada que perder, pues las
relaciones las había olvidado por un tiempo, y ella no tenía prisa pues estaba más que satisfecha con la
felicidad de la amistad y el tiempo con sus amantes, sin molestarse con las
galanterías del cortejo.
El lector
que hasta aquí haya llegado necesita explicaciones sobre lo antes narrado así
que vayamos un tiempo atrás….
Años
antes...
Israel
siempre fue un chico astuto, carismático, bien parecido, el tipo al que todas
las señoras quisieran como yerno, y las hijas de esas señoras tienen como mejor
amigo. Ese justo era el caso de Anahí y él, se conocieron en la secundaria
el era un tipo callado, ella para nada lo era, decidida como siempre estableció
la primera charla entre ellos en una de tantas clases donde tenían que formar
equipos, hicieron clic al instante y ahí comenzó sus complicidad.
Anahí fue la primer persona a la que Israel
había contado su secreto; mantenía una adicción a robar pequeños artículos de
las tiendas a las que acudía sentía una cierta sensación que lo llenaba de
vida, eso y que estaba tremendamente idiotizado por la belleza juvenil de Iván
su compañero de la escuela.
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