Israel llevó a Sara a su restaurante favorito el día de su
aniversario, desde hace tiempo había pensado en esa noche donde podría contarle
y confesarle a Sara lo que tanto había rondado en su cabeza, pidió champán como
es costumbre en las cenas importantes y dramáticas tenía predispuesto su
diálogo y las piernas le temblaban, el traje le picaba y los zapatos le
incomodaban, ella llevaba su vestido rojo y atrevido que había comprado para la
noche, estaba hermosa llegaron, cenaron, platicaron de esto y de aquello,
bromearon sobre el futuro, recordaron como se habían hecho novios y su primera
cita que había sido un fracaso de adolescentes, llegó el momento del brindis,
Israel estaba nervioso se tocaba el bolsillo mientras jugueteaba con la copa,
brindaron:
I; Hay algo que debo decirte, eres muy hermosa y te amo.
Sara tenia una sonrisa de oreja a oreja solo esperando el
momento soñado de toda mujer, después de tanto tiempo se daría el siguiente
paso.
I; Quisiera pasar el resto de mi Vida contigo... En ese momento el bombeo del
corazón de Israel se aceleró, en su mente se juntaron un montón de imágenes de
su vida oculta, de Samuel, recordó su voz de la llamada que él le había hecho
por la tarde, lo bien que se sintió platicando, riendo...
Sa; Israel me
tienes muy nerviosa continua.
I; te amo... Y por eso no te puedo hacer esto...yo, yo,
soy gay! al decir eso rompió
en llanto y dejo caer el anillo que tenia entre los dedos, las palabras de
Israel hicieron eco en la cabeza de Sara quedó boquiabierta todo le dio vueltas
y cobraron sentido tantas cosas, se sintió engañada, tonta, crédula no sabia
que hacer,después de unos minutos de silencio total, ella se movió lentamente y
se sirvió una copa del champán tan esperado y la bebió de un trago, luego tomó
otra y otra y otra tan rápidamente que Israel no tuvo tiempo de reaccionar. La
botella quedó vacía igual que el dialogo entre ellos.
Sara fue la que rompió el
silencio;
Sa; ¿Porqué?, me
lo sueltas así, todo este tiempo me engañaste, fui tonta, soporte esa
humillación de la restricción del sexo pensando que yo era el problema, no
estaba del todo equivocada después de todo.
I; No quería dañarte, no quería dañarme le dijo mientras se limpiaba
las lágrimas me aferre a lo que teníamos, quería hacerlo funcionar pero no
puedo, perdóname.
Sara lloró y le dijo cuan furiosa estaba con ella misma
por insistir en su relación porque lo amaba. Israel le contó la frustración y
el miedo que sentía por lo que era le dijo que la amaba como a una hermana y no
quería perderla, ella se levantó y le confesó que le había sido infiel varias
veces y la culpa la había torturado pero ahora era libre, eran libres los
dos.
Todo fue silencio entre los dos otra vez, pasado un momento Sara se
sentó, lo miró a los ojos y poniéndose el
anillo le dijo; "Acepto".
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