miércoles, 19 de julio de 2017

Un Pedazo de Realidad - Capitulo Uno.

Por primera vez en mi vida sentí el llamado de Dios, nunca había sido devoto, acudía a la iglesia cuando era necesario, en bautizos, bodas, comuniones, una que otra vez a misa de domingos, rezaba de vez en cuando, le pedía a Dios que me ayudara en tiempos difíciles, lo culpaba si los tenía, era un feligrés más, común y corriente, les decía a mis hijos que fueran respetuosos, trataba de seguir los mandamientos, me persignaba si estaba en una iglesia, pero nada más, llegué a criticar a las personas que se pasaban todo la vida metidos en misas, colectas, eventos, vaya que había muchas cosas más en la vida en las cuales gastar el tiempo.

Todo cambió un día en que la vida ya me había golpeado muy duro, después de haber recuperado a mi familia, de hacer todo lo posible por estar juntos, después de partirme la espalda construyendo nuestra casa, pasando meses en el juzgado haciendo frente a una demanda con la cual querían quitarme la propiedad, todas esos días y noches que pasé solo lidiando con los problemas, todo era para estar de nuevo con mi esposa, cargar otra vez a mis pequeños, verlos crecer y no perderme ni un segundo de sus vidas. Me arrepentía de haber salido de sus vidas en primer lugar, fui egoísta y lo estaba pagando, Santi mi hijo mayor ya había crecido, era un adolescente de 13 años que ya no podía cargar entre mis brazos, no me veía de la misma forma, sentía siempre un poco de recelo de su persona, pocas veces me obedecía, en las discusiones sin duda estaba a favor de Elena, todo lo que yo decía le disgustaba, y eso me calaba en lo hondo. Los pequeños Leo y Ricky eran más juguetones, Leo siempre me seguía a todos lados, pero era un travieso imparable al igual que Ricky, claro que, si tenían que elegir entre yo y Elena se iban con ella, eso me tenía por los suelos, Santi nunca seguía una instrucción mía, vivía desafiándome, se negaba a todo lo que le pidiera, sabía que todo aquello en parte era mi culpa por dejarlos tanto tiempo. Así que ahí estaba después de una de las tantas discusiones con Elena, mientras cargaba la vieja y desgastada pick up con mis productos, el sol me pegaba fuerte en la cara al bajar la cabeza, una señora cuarentona, que vestía una falda larga que le cubría hasta los tobillos, el pelo recogido en una cebolla, me miraba sonriente mientras me extendía un folleto que hablaba sobre la palabra de Dios, apenas y tuve tiempo de empezar a hacer un gesto de rechazo cuando empezó a hablar del Señor, sobre su infinita bondad, sus palabras me envolvieron de tranquilidad, me sentí atraído a su charla, la acompañé a su templo que estaba a unas cuadras, entonces me enamoré de Dios, al mismo tiempo que comprendía sobre su infinita bondad, de que nos amaba, me di cuenta que solo muy pocos eran los que realmente merecían la entrada al reino del Señor, desde ese momento supe que Yo quería estar  en ese lugar, quería estar rodeado de bondad, de un área verde donde correr, recostarme a leer un par de libros, supe que no soportaría terminar en otro lado si no era aquel donde todos se amarían por igual, donde nunca habría más dolor, ni pena, ni vergüenza, no habría rabia, ni disgustos, por tanto no discutiría con Elena, y mis hijos siempre estarían felices a mi lado. 
Entonces pensé acerca de lo que tenía que dejar de hacer, hay tantas cosas que nos hacen pecadores, cosas que nunca haría como asesinar, o de las pequeñas como las mentiras, todo causa pena a nuestro señor, el golpear a mis hijos que yo siempre justificaba con la disciplina, las maldiciones, mirar mal al prójimo, calumniarlo con cualquier rumor, mis amigos y el pastor me fueron abriendo los ojos a que estamos rodeados de el mal, que el Maligno siempre hace de las suyas para alejarnos del amor de Dios y del paraíso que nos hiso, ya que así como Dios estaba en todas las cosas hermosas y buenas de la vida el Maligno siempre veía la forma para desviarnos del buen camino, dejé de hacer muchas cosas, como ver televisión pues me di cuenta que siempre había violencia, malas palabras, que pasaba demasiado tiempo de ocio, incluso prohibí a mis hijos que vieran películas, que escucharan canciones y cada que podía los alejaba del mal que nos rodeaba sin tregua, siempre vi por ellos los intenté acercar al buen camino pero sentía que era caso perdido, Santi en plena pubertad le aburría cada que le leía la biblia, no veía la manera de llamar su atención, los pequeños Ricardo y Leo no entendían de lo que les hablaba y ansiaban que los liberará para salir corriendo sobre sus juguetes, para perderse en sus juegos toda la tarde. A veces solo me quedaba observándoles lo mucho que había cambiado, Santi ya no era mi bebé sus pequeños brazos y piernas habían dado el primer estirón de su desarrollo ahora me llegaba al hombro, pintaba para que fuera alto como yo, siempre metido en algún libro, escuchando música, riendo, era un buen chico nunca nos había dado realmente problemas, solo los normales de cualquier jovencito. Ricardo y Leo, aunque con diferencia casi de dos años tenían el mismo tipo de cuerpecillo pequeño y delgaducho siempre daban la apariencia de ser cuates, estaban tan unidos que a veces si les mirabas con atención repetían gestos, movimientos, risas casi idénticas, esos con sus escasos 5 y 4 años respectivamente aún no podrían comprender lo que quería transmitirles. Elena no tenía la misma visión que yo sobre las prohibiciones decía que estaba exagerando y que por cosas tan minúsculas como ver una película o escuchar cierta canción no se irían al infierno, la mayor parte del tiempo sentía miedo, pena por el destino de mis hijos y el mismo de Elena.

Me acerqué a mis hermanos del templo, con el pastor, siempre me tranquilizaba hablar con él, había algo en su mirada de ojos oscuros que me daba paz, su pelo siempre liso siempre peinado, su bigote recortado y pulcro que hacía juego con su sonrisa tranquilizadora estando ahí con mi pastor le expuse mis miedos en cuanto a mi familia, me dijo que estuviera tranquilo que Dios tiene un plan para todos, que de a poco los fuera acercando a la palabra del señor. Sentía que ya no había tiempo para ellos como si el día del juicio estuviera tan cerca que cuando ellos al fin me hicieran caso fuera ya demasiado tarde. Durante las siguientes semanas intenté convencer a Elena de que me acompañaran todos al templo, pero me decía que no le llamaba la atención que realmente no estaría cómoda. Con los niños tuve la misma suerte, Santi solo me daba alguna excusa dando vuelta hacia otro lado. Hasta que un día decidido a que los salvaría llegué ansioso a casa apurándolos a que me acompañaran al templo teníamos que estar ahí desde el comienzo no podíamos perder nada si queríamos la gracia del señor Elena se apuró en la ducha mientras yo preparaba a los niños, salimos disparados, llegamos justo antes que el pastor empezara, estaba lleno así que nos ubique al fondo para que no se notara que llegamos algo tarde, sentí el júbilo apenas entre al templo, el pastor comenzó a decir el sermón, los niños empezaron a cuchichear y los callé al momento no podía faltarle al respeto así a ese lugar sagrado casi me hacen gritarles pero recordé que el diablo era el que me hacía obrar de esa manera entonces me tranquilicé y deje guiar a mi espíritu por las hermosas palabras del pastor nos decía que Dios nos amaba, que era todo amor, que teníamos que valorarle, ser dignos de él, sentí esas palabras como si recorrieran todo mi cuerpo sentí como me quemaban por el pecado que había en mí, las manos me empezaron arder, la cabeza me retumbaba, sentí como a mi cuerpo lo invadía el pecado, vi a mis hijos y no pude aguantar que la pena me embargara por su futuro, por el mío, no se merecían un padre que no fuera digno del amor de Dios, no lo soporte más.

-       ¡Señor! - - ¡Perdóname por ser pecador! - -  ¡Perdónalos a ellos por ser malos y no dignos de ti!- -  ¡Oh señor te lo ruego! -
Entre más gritaba sentía un cosquilleo esparcirse en todo mi cuerpo era el mal del pecado se hacía más y más fuerte a cada segundo me tiré al piso frotándome contra la tierra para que se fuera de mí.
-       ¡Señor soy un pecador! -  - ¡Perdóname, perdóname! - - ¡No soy digno de tu bondad! -

Entre más me arrastraba sentía menos aquel cosquilleo volteaba a ver a mis hijos y les suplicaba que hicieran los mismo quería que se salvaran junto conmigo no quería mi destino en ellos, pero no hicieron otra cosa más que mirarme con desagrado, con horror, no pude con eso entonces me levanté a prisa, para dejar atrás la última sensación de pecado en mi cuerpo corrí por toda la calle lo más rápido que pude mientras avisaba a mis vecinos.

-       ¡Arrepentíos, porque ya viene el reino de los cielos! – 

me sentí liberado al terminar de correr el cosquilleo se fue y sentí una infinita paz que me envolvía, mi pulso se calmó, el sudor de mi frente desapareció, un gran alivio acompañado de felicidad se mantuvo en mí, volví al templo para continuar escuchando las sabias palabras de la biblia de voz de mi querido pastor, cuando entre todos estaban en silencio así que  educadamente hice una seña al pastor para que continuase, miré a mis hijos luego a Elena con un amplia sonrisa pues sabía que al menos había hecho algo para salvarlos ese día.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Capitulo IV.- Adrián

Mientras que Adrián descubría por completo la identidad de la mujer con la que estaba su mamá y se quedara sin palabras mientras Violeta desde el sofá trataba de explicarle. Ernesto en el garaje esperaba la respuesta de sus matones para deshacerse del cadáver de la chica obtuvo su respuesta y aun excitado entró lentamente a la casa, Violeta escuchó la puerta abrirse y un frio le recorrió la espalda y la dejó inmóvil, Rosa soltó un grito apagado y Adrián simplemente se quedó ahí tirado sin decir nada, Ernesto levantó la mirada para observar las tres siluetas que le miraban directamente su vista se fijó en las dos mujeres desnudas y esbozó una gran sonrisa, estaba emocionado pues por primera vez su esposa hacia algo bueno para animarlo, con grandes zancadas por no decir brincos llegó al sofá  y empezó a quitarse la ropa, las dos mujeres quedaron sorprendidas y no tuvieron ocasión de hacer o decir nada antes de que él ya estuviera tocándolas, Rosa expresó su disgusto y manoteó con Ernesto este hizo caso omiso de aquello y siguió tocando a las dos, Violeta le indicó que no la tocara ni a ella ni a Rosa, desconcertado Ernesto se retiró hacia atrás y les recriminó el rechazo, miró fijamente hace su esposa y luego a Rosa y entonces entendió que estaba en una fiesta que no era para él y mucho menos estaba invitado, en ese momento les gritó que eran un par de putas, un par de lesbianas asquerosas, Rosa se levantó y le propino una gran bofetada que dobló por completo la cara de Ernesto y le salió un hilillo de sangre del labio superior, este solo sonrió y con los ojos llenos de furia tomó por la cintura fuertemente a Rosa quién no tuvo oportunidad de zafarse y la penetró varias veces, le mordió arduamente los pezones, se ensaño con sus muslos y se pescó de su cuello cual vampiro al asecho, Violeta intentaba quitárselo de encima pero entonces Enrique fuerte como era y aparte lleno de la adrenalina la lanzaba sin problemas hasta al otro lado de la habitación y cada que sentía muy fuerte la presión de su esposa le soltaba puñetazos a la cara, estómago y zona púbica dejándola fuera de combate. Cuando acabó su ataque contra Rosa esta quedó tirada en el suelo llorando y desangrando de las heridas den los mordisco, Ernesto vio su obra y se dirigió con su esposa pero cuando se dio cuenta ella estaba apuntándole con el arma que hacía mucho tiempo él mismo le había dado por si algún ladrón se atrevía a poner un pie en la casa, él soltó una risa despreocupada y le hizo seña para que bajara el arma pero Violeta al ver tirada a la mujer que le había proporcionado consuelo tanto tiempo sintió algo que le corrió por su cuerpo tal vez fuera valor, tal vez fuera el rencor dejándose salir, tal vez fuera simplemente la adrenalina del momento, el sentir el poder por primera vez entre todas aquellas en las que había sido agredida por Ernesto y apretó el gatillo ¡CLIC! Fue lo único que se escuchó en aquella sala a causa del seguro del arma aún puesto, seguido del sonido del cuerpo de Violeta contra el suelo al caer, seguido de una expresión de asombro de Ernesto.
El joven Adrián que estaba observando todo desde un rincón, se había levantado y golpeado a su madre con un bate de béisbol, después que la dejó inconsciente se acercó lentamente a su padre y esbozando una gran sonrisa le abrazo. Ernesto por primera vez en mucho tiempo abrazo a su hijo y lo estrechó contra su pecho.

Se dispusieron a recoger el cuerpo de Rosa y sacarlo a la cochera para que vinieran por él y se lo llevaran los matones de Ernesto, llamaron a limpieza y llevaron a Violeta a su cama. Cuando por fin fue a dormir el joven Adrián estaba feliz por primera vez en muchos años había pasado tiempo con su papá y lo había disfrutado y lo mejor de todo su papá también había disfrutado de su compañía.  

jueves, 8 de mayo de 2014

Capitulo III.- Adrián

Tras a ver recibido tantas golpizas en su vida Violeta había sufrido mucho siempre era agredida por lo hombres que aparecían en su vida;

Su padre quién siempre la había tratado mal por ser tan débil, por no hacer las cosas bien , por ser mujer, su primer amor de la secundaria Diego quien cada que se enojaba le propinaba fuertes cachetadas y la estrujaba cada que deseaba ella no podía hablarle a más chicos porque él no la dejaba su círculo de amigos se cerraba a unas pocas amigas las cuales realmente eran amigas de Diego, luego en preparatoria Gabriel fue el primero en dejarla inconsciente después de una pelea en una fiesta y ahora con Ernesto quien pensó que sería diferente que la amaría y no le haría daño como prometió el día que le propuso matrimonio, debió saber que nunca cambiaría después de que en su luna de miel enojado porque algo no saliera bien la insultara y le diera fuertes golpes con el cinturón para luego disculparse cariñosamente y jurarle amor eterno como unas horas antes en el altar. 

Violeta simplemente no podía entender porque los hombres que llegó a querer o amar siempre la lastimaban, no entendía porque los hombres eran crueles y disfrutaban haciéndola sufrir, pensaba esto al grado que ya no tenía amigos varones por propia voluntad, no se sentía cómoda pasando tiempo con alguno, se sentía temerosa, nerviosa el tiempo que así ocurría.

Un día cuando fue a tomar café con su vieja amiga de años Rosa le platicó todos estos temores, era la primera vez que se habría de tal modo que de pronto se vio llorando sin parar, desahogándose de todo aquello que le oprimía, decidieron que la plática daba ocasión a mas intimidad entonces fueron a casa de Rosa quién era una soltera de treinta y tantos de figura muy cuidada, atractiva, elegante, cuidadosa, que siempre estaba ahí cuando Violeta estaba en problemas, que le proporcionaba consuelo y que sufría cuando aquella llegaba a sufrir. Cuando llegaron a la casa Rosa sirvió dos vasos de whisky mientras seguían las historias de desdichas, Violeta no paró hasta contar todas las palizas y humillaciones que había sufrido con Ernesto, lo sola que se sentía y lo inútil que se había vuelto, ya no tenía más seguridad en sí misma como cuando era una gran abogada dueña de un despacho prestigiado entonces Rosa sirvió otros dos vasos de whisky, y otros dos, y otros dos, y otros dos hasta que la botella llegó a su fin junto con otra de vino tinto, Rosa empezó a consolar a Violeta diciéndole que no era ninguna inútil y mucho menos débil, que el aguantar tanto maltrato y aun estar de pie ya decía mucho, se le acerco y la protegió entre el hueco de su cuello y sus hombros, ella que ya tenía tiempo que se veía como protectora de Violeta se sintió muy bien en esa posición , ella que tenía tiempo sin ninguna pareja, ella que en su vida había tenido una relación estable con un hombre, ella que justo con esa platica y justo en ese momento también se sintió agredida por los hombres, humillada y necesitada de comprensión y amor, entonces sin darse cuenta como ni en qué momento las dos se buscaron los labios y se entrelazaron en un beso si no apasionado lleno de afecto, un beso que buscaba encontrar comprensión, resguardo, que buscaba seguridad, que buscaba compañía y eso encontraron, al separarse se quedaron viendo a los ojos desconcertadas, temerosas, tímidas, pero con la ayuda del alcohol y sus desinhibiciones se dejaron llevar por sus impulsos, por sus necesidades y con torpeza pero también con curiosidad recorrieron mutuamente sus cuerpos desnudos y descubrieron como darse placer aquel placer que hace mucho no sentían, más allá del orgasmo se encontraron con cariño ese que anhelaban tanto.

Tenían ya tres años encontrándose para darse amor, eso era lo que le daba fuerzas para seguir a Violeta aunque ya en más de una ocasión Rosa le había incitado a dejar a Ernesto e irse, explicarle al joven Adrián todo y llevarlo junto con ellas pero ninguna de las dos se atrevía a eso porque a pesar de tenerse cariño y sentirse seguras no había más aparte de eso y el sexo que las uniera, tenían tres años queriéndose a escondidas y todo había salido bien hasta esa noche que cometieron el error de pensar que el joven Adrián dormía profundo, hasta esa noche que se dejaron llevar por sus impulsos y se dieron cariño en el sofá, hasta esa noche en que se escuchó aquel ruido, aquella noche cuando la puerta que daba a la cochera se abrió. 

martes, 6 de mayo de 2014

Capitulo II.- Adrián

A pesar de lo aprendido Adrián dentro de los años de su niñez como no era un chico muy popular ni de muchos amigos frecuento constantemente a Ana “la niña de la esquina” como la llamaba él, pero así como pasan las cosas y así como es la vida de inesperada en algún punto dejaron de verse.

Era ya entrada la adolescencia y Adrián creció alto y delgado, de pronto le nació el gusto por el deporte y se integró a los equipos de natación y baloncesto, se centró en sus entrenamientos, competiciones, calificaciones, tanto tiempo que su vida social no existía fuera de estas actividades, en su tiempo libre se ponía a mirar por su ventana escuchando música tratando de apagar el ruido de los golpes que recibía su mamá y los insultos que llenaban la casa, había dejado de llorar tiempo atrás por su madre, aún le tenía pavor a su padre, cada que estaba cerca de él le rehuía, trataba de no hablar, no moverse incluso, claro que aún y con eso no se escapaba de las golpizas de su padre. Adrián solía llorar en su recamara, se imaginaba en un lugar lejano de ahí, se imaginaba nadando o en un partido de baloncesto, se imaginaba ganando, y entre tantas fantasías de pronto cuando veía a su mamá arreglándose para ir a algún lugar, también se imaginaba maquillándose, eligiendo vestidos, zapatos, preocupándose por el peinado que se pondrá para resultar preciosa, para resaltar, cuando aquellas fantasías lo embargaban las lágrimas le corrían por los ojos porque a pesar de que le gustaban las mujeres, de que se excitaba cuando veía a alguna de sus compañeras en paños menores, cuando veía porno a escondidas en su cuarto, él quería vestirse, ser  mujer, por que según la descripción de su padre él no era un hombre, y no quería que su padre se enojara con él más, de alguna forma al ser mujer ya no estaría haciendo mal en sufrir o llorar.

Una tarde en que llegó a casa y se encontraba solo pensaba en dormir una siesta pero al pasar por el cuarto de su madre miro el tocador con todas aquellas pinturas para elegir, algo en su ser tal como un imán al metal le atrajo hacia ahí y empezó a elegir cual sombra, rubor, tono de lápiz, labial sería el perfecto y dio vuelo a su gusto, cuando termino le gusto lo que vio, sintió felicidad al pensar que su padre estaría contento, que ya no habría más golpizas por llorar o demás, estaba feliz frente al espejo observándose, no se dio cuenta de que alguien había entrado a casa, escucho un ruido y al voltear se dio cuenta que su madre estaba parada en la puerta observándole con cara de furia y extrañeza, el chico intento explicarle con una sonrisa en la cara cual era el propósito de su hazaña, Violeta lo vio con repulsión, detrás de ella apareció Ernesto quién al ver al muchacho hizo una mueca de sorpresa que desapareció para darle paso a la de ira el chico se le abalanzo explicándole que ya no tendría por qué golpearle más, Ernesto lo apartó de él y le dio un puñetazo en el estómago que dobló al chico, le dijo que eso no era así, que ahora era un fenómeno, que se arrepentía de que fuera su hijo, le reclamó que nunca hacia nada bien, que no hacia cosas como las que a él le gustaban y que nunca le daba satisfacciones siguió gritándole mientras le golpeaba Ardían no sabía con qué ni en qué momento pero sentía ardor en las orejas, le escurría no sabía si sudor o sangre de la cara, sentía muy caliente sus piernas y luego no sintió nada.
Adrián despertó en su cama por la madrugada vendado de brazos, y con un dolor fuerte en todo el cuerpo se sentía triste quería llorar, no porque lo hubiese golpeado su padre sino porque le había fallado de nuevo todo ese tiempo pensaba que esa era la solución, ahora no tenía nada, no sabía qué hacer para satisfacerlo.

Después de golpear a su hijo Ernesto estaba aún furioso y siguió su violencia hacia su esposa quién termino tumbada en el suelo, al verla caer, salió a la calle en el auto a dar una vuelta por ahí, se le venían las imágenes a la cabeza, aun sentía toda la furia y eso, eso le excitaba enormemente, con una mano en el volante y la otro en su miembro iba manejando lentamente observando a los peatones, se frotaba cada que veía alguna persona que le gustara, su necesidad incrementaba como iba avanzando vio dar vuelta en una cuadra a una chica morena de no más de 21 años muy atractiva acercó el coche y con ayuda su aun galantería y su carro deportivo del año la chica accedió a ir con él, empezó una plática de lo más común, ¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¿Cuántos años tienes? ¿Estudias o trabajas? Eran las preguntas que taparon el silencio del auto la chica efusiva contestaba las preguntas mientras observaba el interior del carro extremadamente lujoso, tocaba los asientos, miraba el estéreo, mientras le contestaba al extraño galante que iba manejando, en eso estaba cuando se percato que Ernesto se tocaba cada vez con más intensidad la entrepierna y comenzaba a bufar, la chica le dijo que quería bajar tratando de no parecer nerviosa pero al verlo a los ojos su intento falló, eran unos ojos profundos, oscuros, aterradores, llenos de lujuria, de ira, entonces gritó y sintió un fuerte golpe en la cabeza que la alentó. Ernesto había frenado y ella se había estrellado contra el parabrisas él se apresuró a desgarrarle la blusa, mientras buscaba un lugar donde detenerse, no encontró ninguno, decidió ir a su casa la chica forcejeaba con las pocas fuerzas que tenía se prendió fuertemente con los dientes del brazo de él esto solo lo excitó más y dejó caer fuertes puñetazos en la cara de la chica hasta que perdió el conocimiento, se estacionó en su cochera y se le subió encima a la chica a la cual había empujado al asiento trasero, desgarró el resto de la ropa de la chica y la ultrajó una y otra vez, hasta ver la sangre que salía a borbotones de su intimidad, se dejó fluir dentro de ella, y tuvo un gran orgasmo que disfrutó a cada segundo, terminó con ella y se le quedó encima descansando, sacó su celular e hizo una llamada corta dando indicaciones precisas de qué hacer con lo que quedaba de la chica.


Adrián no podía dormir por estar doliéndose, y tanto llanto y recriminación le dio hambre, pensaba en bajar y hacerse un lonche, pero se detuvo, escuchó ruidos en la parte de abajo y se sorprendió pensó que sus padre sestarían dormidos, caminó despacio aún con dolor en el cuerpo, entonces el ruido se hizo más nítido venia de la sala, vio el televisor prendido pero sin decir nada se fue acercando, no podía creer lo que veía se estremeció, y quiso salir de ahí sin hacer ruido pero tropezó, en el sofá logró distinguir dos figuras desnudas que se entrelazaban, al caer Adrián hizo ruido lo que ocasionó un grito ahogado de Violeta quién por reflejos se levantó tapándose su desnudes con cojines de la cama, el chico se quedó boquiabierto, no podía creer acababa de ver a sus padres haciéndolo no podía hablar y aún estaba procesando eso cuando vio levantarse a alguien más del sofá pero no era su padre, ni siquiera era hombre.    

jueves, 1 de mayo de 2014

Capitulo I.- Adrián.


Cierto día el pequeño Adrián de seis años daba un paseo por la calle de su vecindario iba tarareando una canción, entonces en una esquina vio algo que le pareció extraño, que no había visto, en un rincón , tapada por un montón de periódicos, sentada sobre un pedazo de cartón se encontraba una señora ella solo miraba al cielo, Adrián se le quedo viendo, admirado como si fuera un juguete nuevo y raro, observaba los grandes y bellos ojos oscuros de aquella señora, su pelo café opaco, y muy sucio, sus ropas maltratadas, y su cara sucia, como cuando juego yo en el lodo pensó, mientras la observaba había avanzado hacía ella cada vez más, aquella mujer parecía no percatarse de su cercanía desde debajo de otro montón de periódicos vio salir a una niña como las que iban a su escuela solo que sucia y descuidada la niña lo miró con temor, pero no le quito la mirada de encima en ese momento la mujer fijo su mirada en Adrián este dio un respingo y se inquietó se estaba alejando lentamente y la niña lo alcanzo, con una voz dulce lo saludó y mostrándole una muñeca manca y sucia lo invito a jugar, él lo dudó pero luego de ver la sonrisa de la niña que por cierto se llamaba Ana se sentó a jugar con ella y en eso se les fue la tarde casi no hablaron solo se dedicaron al juego. A lo lejos se escuchó el grito de la mamá de Adrián donde le hacía el llamado para que se metiera a la casa, este al escucharlo se despidió de la niña y se marchó.

Al llegar a casa su mamá una señora de treinta y tantos muy arreglada hasta donde el hogar le permitía con una sonrisa lo recibió le dijo que se lavara las manos por que estaban a punto de cenar y que tenía que estar listo en la mesa antes de que su padre llegara, pues no había que hacerlo enojar, este obedeció sin decir palabra y no tardó mucho en estar esperando en la mesa a su madre y a que llegara su padre. Adrián era hijo único tenía muy buena vida pero aún era muy inocente y no sabía de estratos sociales, ni de mirar por encima del hombro ni de nada de eso.
Su madre Violeta en sus tiempos de soltera había sido una profesionista exitosa amante de su carrera como abogada, había manejado su propio despacho con personal a su mando, tomaba siempre casos de tipos ricos y caprichosos que se habían metido en líos a los cuales había que sacarles del agujero antes de que la prensa se enterara de lo suficiente para “manchar” sus nombres, de ahí es que conoció a su esposo del que se enamoró y el que la obligo a dejar su trabajo y dedicarse al hogar desde mucho antes que naciera Adrián.

Ernesto que en sus tiempos había sido un completo galán y que aun guardaba algo de su encanto era un hombre rico, hijo de un hombre rico, que a su vez había sido un hombre rico de esos que no se sabe con exactitud de dónde provino aquella suerte, trataba en la mayoría de sus casos a su esposa como una inútil no perdía la oportunidad de hacerle saber que estaba mal, y que su opinión no era para nada importante, a su hijo lo quería mucho pero cualquier cosa que no le pareciera desde una mala postura, hasta un gesto del niño bastaba para desatar la furia de ese hombre y dejar tirado al pobre chico llorando hacia dentro porque de él había aprendido a su corta edad que los hombres no lloran y que no sufren, ni sienten lastima por otros, aparte de todo esto Ernesto escondía algo oscuro que ya desde su adolescencia él había advertido que no estaba bien ante los demás y por eso era cauteloso con sus movimientos.

Violeta estaba terminando de poner la mesa cuando llegó Ernesto se escucharon las llaves caer en la mesita de la entrada, el ruido del maletín al caer al piso y aunque no muy común el saludo de Ernesto vivaz hacía su familia, el solo sonido de su voz puso tensos tanto al niño como a la madre, venía aquel con una sonrisa radiante en el rostro que solo en pocas ocasiones se le dejaba ver pero que ni su esposa ni su hijo quisieran ver en él, pues era entonces cuando más tensión les causaba, pues no sabían cómo reaccionar ante él.

 Violeta terminó de servir la cena un tanto nerviosa de no hacer nada mal, y el pequeño se quedó inmóvil en su silla, ya había tomado esta precaución de no hacer nada hasta ver como venía su padre, entonces el hombre sonrió ampliamente y abrazando a su hijo con visible cariño le pregunto qué ¿cómo le había ido hoy? ¿Qué había hecho? El niño al sentir a su padre tan cercano no vaciló en contar su episodio con aquella niña de la esquina y su madre, Violeta que en ese momento estaba probando bocado se quedó quieta hizo una cara de repulsión y le reclamó al niño de sus acciones, y le mando de inmediato que fuera a lavar de nuevo sus manos pues seguro aún tenía gérmenes de aquellas extrañas al momento que termino de hablar el corazón le dio un vuelco, y empezó a  temblar, el niño se apuró a obedecer a su madre y al dirigirse al lavabo escucho un ruido lamentablemente ya conocido el de la mano de su padre contra la cara de su amada madre, seguido de un montón de palabras que él no sabía lo que significaban pero al ver su madre sufrir tanto y la expresión se su padre al decirlas había deducido que no podían ser buenas.

Con esa escena de fondo Adrián se lavó las manos una y otra vez mientras lloraba y se tragaba las lágrimas por que los hombres no lloran, y se repetía eso, y luego escuchaba a su mamá gritar y lloraba más por ella, pero luego se enjugaba las lágrimas porque además los hombres no sienten ni pena ni lastima por otros.

 De esa noche y de muchas otras que estarían en su desarrollo aprendió algunas cosas primera que su mamá no tenía opinión alguna y que le gustaban los golpes, segunda que su papá era violento y siempre tenía la razón que no amaba como a veces decía que hacia si no que solo había odio dentro de él, tercera que los pobres y vagabundos no merecen su saludo porque aparte de ser vagabundos y de otra clase son solo una pila de infecciones graves y las más relevante de todas que contra todo lo que le decían sus padres, la escuela, sus amigos y la sociedad él de ninguna manera podía ser hombre porque él lloraba constantemente, sufría amargamente y sentía pena por los demás aunque fueran vagabundos, extrañamente exceptuando a su madre y a su padre porque ellos seguramente no eran personas sino seres hechos para hacerlo sufrir .  


martes, 24 de diciembre de 2013

Cuento de navidad.

En el día de navidad la casa olía a canela y pan
Mamá en la cocina la comida preparaba, mientras que papá los adornos en el techo acomodaba
Mis hermanas sus estados en facebook actualizaban
Y yo en el sillón solo miraba a mi alrededor
Todo en calma estaba y el amor de la época reinaba
Algo dentro de mi me molestaba, ¿sería que tanta felicidad me irritaba?
No estaba a gusto con la hipocresía en casa
Todos reían y de los problemas se olvidaban
Otra vez mis sentimientos salieron a flote
 queria evadirlos pero eran mas intensos que putas con escotes
Recorde las navidades anteriores viendo en la tele historias de navidad
Siempre con su última oportunidad para la navidad salvar
Estaba yo postrado practicando mis sonrisas forzadas
Y en mi crecian las sensaciones cuales olas alteradas
Papá recien terminaba con sus adornos
Y mamá de sacar la tarta del horno
Me paré de donde estaba y con mirada fija
Tome de la cocina un cuchillo mire la sortija
Que traia en mi dedo brilló radiante cual Cupido en febrero
Me recordó a mis padres alegres en mi graduación
 y frunci el ceño cual señor enojon
Mis hermanas y padres a mi se acercaron
¿Que tienes?  ¿Que te pasa?
Me preguntaron alterados
Los vi una última vez a todos a la cara
Y con fiereza agite el cuchillo como haciendo rebanadas
Y cuando me di cuenta las paredes terminaron ensangrentadas
Por fin termino mi pesadilla, fui y tome una quesadilla
Alguien vio el espectaculo desde fuera
 y es por eso que estoy aqui con usted
Encerrado como fiera
Eso fue lo que ocurrió detective
Asi fue como murieron
Gritaron y chillaron, incluso
Me dijeron. detente ten piedad deja eso
Pero mi mano no cesó,  acabe con sus vidas tal como con la suya hago hoy,
 su garganta se secará, tambien se terminará su sangre
Aunque me cueste cadena perpetua en su sistema
Vale la pena ver como su mirada se va y
Ya no existirá.
¡Feliz navidad suelen decir en estas fechas!
¡ Feliz navidad desde detrás de estas rejas!

lunes, 16 de diciembre de 2013

Israel VII...Final


Anhaí recibió de regreso una calurosa sonrisa de oreja a oreja: 
- !Anahí¡ tenia años de no verte amiga -
 - !Hola Sam¡ al fin lo aceptaste -
- Hay amiga solo me engañaba a mi mismo-
- Desde la primaria que no te veía,  ¿que fue de ti? -

- Hay pues vivo feliz con este hombre que vez aquí, a mi familia casi no la veo pero vale la pena, te dejo por que andamos con prisas pero estamos en contacto por facebook -
- Claro, yo también ando vuelta loca buscando zapatos hasta luego - 


Después de su pequeña charla con su amigo de la primaria Anahí regresó a ganar la batalla contra el calzado y volvió a casa.

El día de la boda Israel se levanto primero que Sara, sentía que todo le daba vueltas, no quería enfrentarse a su familia, quería irse con Samuel a donde quiera que pudieran ser felices, quería dejar todo e irse lejos, no volver dejar de vivir en silencio, detrás de bambalinas, y no quería mas eso. Se abrigo, y subió al carro, tomo el rumbo hacia el parque, en el camino paró en una tienda y compro una caja de cigarrillos tenía años sin fumar pero la ocasión lo ameritaba.
Otra vez estaba ahí como esperando su destino, la vista era hermosa docenas de arboles, cientos de pájaros, algunas personas trotando, el parque era hermoso por las mañanas, esperando a que saliera el sol estaba ahí sentado en una banca fumando un cigarrillo, solo esperando, admiro todo hasta que sonó su celular era Anahi, preguntándole que donde estaba que faltaba poco para la ceremonia y nadie sabía donde estaba se dio cuenta que tenia mas de veinte llamadas perdidas de su madre, de Sara y por alguna extraña razón no había escuchado, colgó la llamada sin decir nada, cuando alzo la vista se dio cuenta que ya era pasado del medio día y solo restaban cinco cigarrillos de los veinte de la cajetilla, pero ya  había tomado su decisión.

Ese mismo día Samuel se levantó agitado poco fue lo que durmió la noche anterior pensando en como detener la boda de Israel , no quería dejarlo ir pero tampoco quería exhibirlo ante todos porque sabía que lo lastimaría mas que beneficiarle. Por la tarde se baño, se puso su traje, subió al carro con una sola idea en la cabeza, no dejar ir a Israel en una mentira, aunque sabia que la boda era una fachada el quería a Israel con él, sin mentiras, sin tapujos.  

Samuel llegó a la Iglesia veinte minutos después de la hora, abrió las puertas en mitad de la ceremonia
- Deténganse por favor hay algo que, que ...- con asombró miraba a su alrededor veía como la gente se le quedaba viendo sorprendida, miro hacia al altar y solo había una adolescente indicada con su esponjoso vestido azulado recibiendo las bendiciones del sacerdote en su misa de XV años,  tambaleante caminó hacia atrás, estaba confuso era la iglesia, era la hora que le había dado Israel.

En ese momento en la iglesia correcta recibia la noticia de que se cancelaba el evento.

Sara había encontrado una nota de Israel que iba dirigida a su familia:

" Mamá, papá, les agradezco todo lo que hicieron por mi, fui un cobarde por no confiar en ustedes y me arrepiento sin embargo no podía seguir así, no soy lo suficientemente valiente y fuerte para afrontarlo así que opte por esto, soy gay lo descubrí cuando iba en secundaria y todos estos años me escondí, yo mismo no me terminaba por aceptar, me sentía mal porque pensaba que eso era malo, del diablo, de raros, pero ahora se los digo y espero no cambien lo que sienten por mi, soy dramático me conocen, pero vi como en su momento rechazaron y condenaron a mi primo cuando supieron que él era gay y no quiero pasar por eso, quiero ser feliz, y no pienso volver"

Esa tarde Israel subió a un vuelo rumbo a Europa donde le habían ofrecido un empleo de planta en su compañía junto con Samuel a quien recogió antes de que se desmayará fuera de la iglesia él le había dado la dirección errónea esa mañana para encontrarlo ahí si decidía ir a detener la boda, entonces el avión despejo hacia una nueva vida, dejando atrás todo el pasado donde se convenció de no volver... 

Sin embargo volvió 6 años después solo para enterarse de que sus padres lo daban por muerto y a confirmar de que lo rechazaron, en aquel entonces al leer la nota sus padres la rompieron dieron media vuelta y volvieron a casa sin hacer nada ni decir nada, llegaron se sentaron en el sillón y se perdieron en el sonido del televisor, y poco a poco las fotos y recuerdos de Israel desaparecieron de la casa...