Mientras que Adrián descubría por completo la identidad
de la mujer con la que estaba su mamá y se quedara sin palabras mientras
Violeta desde el sofá trataba de explicarle. Ernesto en el garaje esperaba la respuesta de sus matones para deshacerse del cadáver
de la chica obtuvo su respuesta y aun excitado entró lentamente a la casa,
Violeta escuchó la puerta abrirse y un frio le recorrió la espalda y la dejó inmóvil,
Rosa soltó un grito apagado y Adrián simplemente se quedó ahí tirado sin decir
nada, Ernesto levantó la mirada para observar las tres siluetas que le miraban
directamente su vista se fijó en las dos mujeres desnudas y esbozó una gran
sonrisa, estaba emocionado pues por primera vez su esposa hacia algo bueno para
animarlo, con grandes zancadas por no decir brincos llegó al sofá y empezó a quitarse la ropa, las dos mujeres
quedaron sorprendidas y no tuvieron ocasión de hacer o decir nada antes de que
él ya estuviera tocándolas, Rosa expresó su disgusto y manoteó con Ernesto este
hizo caso omiso de aquello y siguió tocando a las dos, Violeta le indicó que no
la tocara ni a ella ni a Rosa, desconcertado Ernesto se retiró hacia atrás y les
recriminó el rechazo, miró fijamente hace su esposa y luego a Rosa y entonces
entendió que estaba en una fiesta que no era para él y mucho menos estaba invitado,
en ese momento les gritó que eran un par de putas, un par de lesbianas
asquerosas, Rosa se levantó y le propino una gran bofetada que dobló por
completo la cara de Ernesto y le salió un hilillo de sangre del labio superior,
este solo sonrió y con los ojos llenos de furia tomó por la cintura fuertemente
a Rosa quién no tuvo oportunidad de zafarse y la penetró varias veces, le
mordió arduamente los pezones, se ensaño con sus muslos y se pescó de su cuello
cual vampiro al asecho, Violeta intentaba quitárselo de encima pero entonces
Enrique fuerte como era y aparte lleno de la adrenalina la lanzaba sin
problemas hasta al otro lado de la habitación y cada que sentía muy fuerte la
presión de su esposa le soltaba puñetazos a la cara, estómago y zona púbica dejándola
fuera de combate. Cuando acabó su ataque contra Rosa esta quedó tirada en el
suelo llorando y desangrando de las heridas den los mordisco, Ernesto vio su
obra y se dirigió con su esposa pero cuando se dio cuenta ella estaba apuntándole
con el arma que hacía mucho tiempo él mismo le había dado por si algún ladrón
se atrevía a poner un pie en la casa, él soltó una risa despreocupada y le hizo
seña para que bajara el arma pero Violeta al ver tirada a la mujer que le había
proporcionado consuelo tanto tiempo sintió algo que le corrió por su cuerpo tal
vez fuera valor, tal vez fuera el rencor dejándose salir, tal vez fuera
simplemente la adrenalina del momento, el sentir el poder por primera vez entre
todas aquellas en las que había sido agredida por Ernesto y apretó el gatillo ¡CLIC!
Fue lo único que se escuchó en aquella sala a causa del seguro del arma aún
puesto, seguido del sonido del cuerpo de Violeta contra el suelo al caer,
seguido de una expresión de asombro de Ernesto.
El joven Adrián que estaba observando todo desde un rincón,
se había levantado y golpeado a su madre con un bate de béisbol, después que la
dejó inconsciente se acercó lentamente a su padre y esbozando una gran sonrisa
le abrazo. Ernesto por primera vez en mucho tiempo abrazo a su hijo y lo
estrechó contra su pecho.
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