A pesar de lo aprendido Adrián dentro de los años de su
niñez como no era un chico muy popular ni de muchos amigos frecuento
constantemente a Ana “la niña de la esquina” como la llamaba él, pero así como
pasan las cosas y así como es la vida de inesperada en algún punto dejaron de
verse.
Era ya entrada la adolescencia y Adrián creció alto y
delgado, de pronto le nació el gusto por el deporte y se integró a los equipos
de natación y baloncesto, se centró en sus entrenamientos, competiciones,
calificaciones, tanto tiempo que su vida social no existía fuera de estas
actividades, en su tiempo libre se ponía a mirar por su ventana escuchando
música tratando de apagar el ruido de los golpes que recibía su mamá y los
insultos que llenaban la casa, había dejado de llorar tiempo atrás por su
madre, aún le tenía pavor a su padre, cada que estaba cerca de él le rehuía,
trataba de no hablar, no moverse incluso, claro que aún y con eso no se
escapaba de las golpizas de su padre. Adrián solía llorar en su recamara, se
imaginaba en un lugar lejano de ahí, se imaginaba nadando o en un partido de
baloncesto, se imaginaba ganando, y entre tantas fantasías de pronto cuando
veía a su mamá arreglándose para ir a algún lugar, también se imaginaba maquillándose,
eligiendo vestidos, zapatos, preocupándose por el peinado que se pondrá para
resultar preciosa, para resaltar, cuando aquellas fantasías lo embargaban las lágrimas
le corrían por los ojos porque a pesar de que le gustaban las mujeres, de que
se excitaba cuando veía a alguna de sus compañeras en paños menores, cuando
veía porno a escondidas en su cuarto, él quería vestirse, ser mujer, por que según la descripción de su padre
él no era un hombre, y no quería que su padre se enojara con él más, de alguna
forma al ser mujer ya no estaría haciendo mal en sufrir o llorar.
Una tarde en que llegó a casa y se encontraba solo
pensaba en dormir una siesta pero al pasar por el cuarto de su madre miro el
tocador con todas aquellas pinturas para elegir, algo en su ser tal como un imán
al metal le atrajo hacia ahí y empezó a elegir cual sombra, rubor, tono de lápiz,
labial sería el perfecto y dio vuelo a su gusto, cuando termino le gusto lo que
vio, sintió felicidad al pensar que su padre estaría contento, que ya no habría
más golpizas por llorar o demás, estaba feliz frente al espejo observándose, no
se dio cuenta de que alguien había entrado a casa, escucho un ruido y al
voltear se dio cuenta que su madre estaba parada en la puerta observándole con
cara de furia y extrañeza, el chico intento explicarle con una sonrisa en la
cara cual era el propósito de su hazaña, Violeta lo vio con repulsión, detrás
de ella apareció Ernesto quién al ver al muchacho hizo una mueca de sorpresa
que desapareció para darle paso a la de ira el chico se le abalanzo explicándole
que ya no tendría por qué golpearle más, Ernesto lo apartó de él y le dio un
puñetazo en el estómago que dobló al chico, le dijo que eso no era así, que
ahora era un fenómeno, que se arrepentía de que fuera su hijo, le reclamó que
nunca hacia nada bien, que no hacia cosas como las que a él le gustaban y que
nunca le daba satisfacciones siguió gritándole mientras le golpeaba Ardían no
sabía con qué ni en qué momento pero sentía ardor en las orejas, le escurría no
sabía si sudor o sangre de la cara, sentía muy caliente sus piernas y luego no sintió
nada.
Adrián despertó en su cama por la madrugada vendado de
brazos, y con un dolor fuerte en todo el cuerpo se sentía triste quería llorar,
no porque lo hubiese golpeado su padre sino porque le había fallado de nuevo
todo ese tiempo pensaba que esa era la solución, ahora no tenía nada, no sabía qué
hacer para satisfacerlo.
Después de golpear a su hijo Ernesto estaba aún furioso y
siguió su violencia hacia su esposa quién termino tumbada en el suelo, al verla
caer, salió a la calle en el auto a dar una vuelta por ahí, se le venían las imágenes
a la cabeza, aun sentía toda la furia y eso, eso le excitaba enormemente, con
una mano en el volante y la otro en su miembro iba manejando lentamente
observando a los peatones, se frotaba cada que veía alguna persona que le
gustara, su necesidad incrementaba como iba avanzando vio dar vuelta en una
cuadra a una chica morena de no más de 21 años muy atractiva acercó el coche y
con ayuda su aun galantería y su carro deportivo del año la chica accedió a ir
con él, empezó una plática de lo más común, ¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¿Cuántos
años tienes? ¿Estudias o trabajas? Eran las preguntas que taparon el silencio
del auto la chica efusiva contestaba las preguntas mientras observaba el
interior del carro extremadamente lujoso, tocaba los asientos, miraba el estéreo,
mientras le contestaba al extraño galante que iba manejando, en eso estaba
cuando se percato que Ernesto se tocaba cada vez con más intensidad la
entrepierna y comenzaba a bufar, la chica le dijo que quería bajar tratando de no
parecer nerviosa pero al verlo a los ojos su intento falló, eran unos ojos
profundos, oscuros, aterradores, llenos de lujuria, de ira, entonces gritó y sintió
un fuerte golpe en la cabeza que la alentó. Ernesto había frenado y ella se
había estrellado contra el parabrisas él se apresuró a desgarrarle la blusa,
mientras buscaba un lugar donde detenerse, no encontró ninguno, decidió ir a su
casa la chica forcejeaba con las pocas fuerzas que tenía se prendió fuertemente
con los dientes del brazo de él esto solo lo excitó más y dejó caer fuertes
puñetazos en la cara de la chica hasta que perdió el conocimiento, se estacionó
en su cochera y se le subió encima a la chica a la cual había empujado al
asiento trasero, desgarró el resto de la ropa de la chica y la ultrajó una y
otra vez, hasta ver la sangre que salía a borbotones de su intimidad, se dejó
fluir dentro de ella, y tuvo un gran orgasmo que disfrutó a cada segundo,
terminó con ella y se le quedó encima descansando, sacó su celular e hizo una
llamada corta dando indicaciones precisas de qué hacer con lo que quedaba de la
chica.
Adrián no podía dormir por estar doliéndose, y tanto
llanto y recriminación le dio hambre, pensaba en bajar y hacerse un lonche,
pero se detuvo, escuchó ruidos en la parte de abajo y se sorprendió pensó que
sus padre sestarían dormidos, caminó despacio aún con dolor en el cuerpo,
entonces el ruido se hizo más nítido venia de la sala, vio el televisor
prendido pero sin decir nada se fue acercando, no podía creer lo que veía se
estremeció, y quiso salir de ahí sin hacer ruido pero tropezó, en el sofá logró
distinguir dos figuras desnudas que se entrelazaban, al caer Adrián hizo ruido
lo que ocasionó un grito ahogado de Violeta quién por reflejos se levantó tapándose
su desnudes con cojines de la cama, el chico se quedó boquiabierto, no podía
creer acababa de ver a sus padres haciéndolo no podía hablar y aún estaba
procesando eso cuando vio levantarse a alguien más del sofá pero no era su
padre, ni siquiera era hombre.